Los Antiguos Cementerios de Boston

28.03.2019 12:00

Fundada en Nueva Inglaterra en 1630, Boston es una de las ciudades más antiguas de Estados Unidos que vivió la llegada de colonos puritanos, el Tea Party y la Guerra de la Independencia. Los protagonistas del nacimiento de una nación yacen ahora en algunos de los camposantos más respetables de los Estados Unidos. Estos fueron los tres primeros.

Boston ha preservado dieciséis cementerios históricos que datan de entre los años 1630 y 1892, la mayoría de los cuales, con el tiempo, han quedado integrados dentro del entramado de la ciudad y, hoy en día, juegan casi un papel de jardines urbanos, esponjando un casco antiguo que ha tendido a crecer verticalmente. De hecho, en el siglo XIX ya tenían de algún modo esa función de parques públicos y para facilitar el paseo se adecuaron caminos peatonales, barandillas y jardinería. En algunos casos se reordenaron las lápidas alineándolas, de tal modo que en la actualidad, no siempre se corresponde el nombre de la piedra con el cuerpo que esté enterrado. El encargado de la conservación de estos espacios es actualmente el Boston Parks and Recreation Department quien gestiona el programa The Historic Burying Grounds Initiative.

Los enterramientos más antiguos eran bastante simples, apenas un cabezal de granito o pizarra generalmente semicircular marcaba el lugar de la inhumación y se proveía poca más información que el nombre o unas iniciales y una fecha grabadas. Con el tiempo un par de símbolos iconográficos se convierten en motivos habituales en las piedras sepulcrales: una calavera estilizada, acompañada en ocasiones con un par de alas o con unas tibias cruzadas, o, en ocasiones también se emplea un reloj de arena para simbolizar la fugacidad del tiempo y de la vida, incluso a veces acompañado de unas alas para indicar prácticamente de un modo literal que el tiempo vuela. A partir de finales del siglo XVII empiezan a aparecer las imágenes de querubines alados, símbolo del vuelo del alma hacia el cielo. Obeliscos y pedestales aparecen con el neoclasicismo a inicios del siglo XIX.

El más antiguo de los cementerios de Boston es el de King’s Chapel Burying Ground, hoy en día junto a Tremont Street y al Old City Hall, el edificio del antiguo consistorio. Fue habilitado en el mismo año en que se fundó la ciudad, 1630. El terreno era parte de las propiedades de Isaac Johnson, uno de los primeros colonos y el primero en ser enterrado en el lugar. En 1668 el gobernador inglés expropió una parte para edificar la primera iglesia anglicana, la cual, concluida veinte años más tarde, recibió el nombre de King’s Chapel. Las sepulturas se mantuvieron desordenadas en el terreno circundante y la iglesia acabó dando nombre al camposanto. Se dice que el primer funeral fue el del mismo propietario, pero hay otros notables reposando aquí: Mary Chilton, de quien se cree que fue la primera mujer que descendió del Mayflower. John Winthrop, el primer gobernador, William Dawes, compañero de Paul Revere en su cabalgada a Lexington en 1775, William Emerson, padre del poeta Ralph Waldo Emerson o Hezekiah Usher,  primer librero y editor de las colonias.

Muy cerca, siguiendo por Tremont Street en dirección al gran parque de Boston Common y una vez cruzada School Street se halla el Granary Burying Ground, abierto en 1660 para aliviar los problemas de espacio del cementerio de King’s Chapel. Inicialmente fue conocido como South Burying Yard, Cementerio del Sur y había estado integrado con el parque hasta que en 1737 fue construido el depósito de grano que le dio nombre. Con la construcción de otro edificio adjunto quedó completamente separado del Common. Donde estuvo el granero se levantó posteriormente la iglesia de Park Street. En los años 1830 y 1840 se hicieron algunas mejoras, con la plantación de algunos olmos, la construcción de la verja y la adición de una puerta de reminiscencias egipcias, obra del arquitecto Isaiah Rogers. El cementerio se clausuró en 1880 cuando llegó a los cinco mil enterramientos, aunque solamente se cuenten 2.345 lápidas y sepulcros. Aquí reposan algunos de los padres de la nación norteamericana: los tres firmantes de la Declaración de Independencia, Samuel Adams, John Hancock y Robert Treat Paine, los patriotas coloniales Paul Revere, James Otis y Peter Faneuil, las cinco víctimas de la Masacre de Boston del 5 de marzo de 1770. Un obelisco marca la tumba de los padres de Benjamín Franklin: Josiah y Abiah.

Al norte de la ciudad una pequeña colina que limita con Hull Street acoge otro antiguo camposanto, es Copp’s Hill Burying Ground. De hecho el segundo que fue creado, el 20 de febrero de 1659 y que al principio se conoció como North Burying Ground. Copp’s Hill hace referencia a William Copp, un zapatero que se asentó cerca de la presente Prince Street. El cementerio fue ampliado en diversas ocasiones mediante la compra de los solares adyacentes. Durante los años de la guerra de la independencia una batería de artillería inglesa se instaló sobre el cerro. Desde él disparaban a Bunker Hill, en la vecina Charlestown, al otro lado del puerto, también se decía que los casacas rojas empleaban las lápidas como blancos para practicar su puntería. El cementerio fue utilizado hasta el año 1850 y aunque quedan unas mil doscientas lápidas en el descansan unas diez mil personas, entre ellas Edmund Hartt, constructor del USS Constitution, hoy en día amarrado a la vista del cementerio y un millar de hombres de color, libres y esclavos que lucharon por la independencia.

Copp’s Hill linda también con Snow Street, la calle de la nieve, un nombre adecuado para el invierno, cuando un extenso manto blanco cubre el camposanto y la ciudad, sin hacer distinciones. Las lápidas contrastan más intensamente y el devaneo de las ardillas en busca de alguna cáscara que roer queda registrada en forma de diminutas pisadas sobre la nieve. Boston se envuelve en una inmensa sábana. Alguien lanza una bola a Washington y los adolescentes patinan sobre el lago de las ranas, en el parque.

© J.L.Nicolas

 

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