Donde Emergió el Dragón

29.05.2014 10:47

Ya hace algo más de un milenio, un emperador vietnamita, Lý Thái Tổ, hizo construir una nueva capital para su reino. En un arrebato poético la llamó Thăng Long, el dragón naciente. Cambiaría más veces de nombre hasta que el colonialismo occidental transformó Đông Kinh en Tonkín. Otro emperador menos poético, Minh Mang, simplificó el topónimo y la convirtió en la ciudad entre dos ríos: Hà Nội.

Hanoi es una ciudad considerablemente agradable con la excepción de la experiencia de cruzar una calle. La mejor fórmula, aunque sea necesaria una cierta dosis de arrojo e inconsciencia, consiste en cerrar los ojos y avanzar por la calzada hacia la acera contraria. La miríada de motociclistas y ciclistas prevén los movimientos de los peatones y se desvían en consecuencia. Iniciar una repentina carrera o una súbita parada causada por el pánico solo puede devenir en un error de cálculo provocando el consiguiente atropello.

Resumiendo en exceso: una buena parte de las calles de la ciudad vieja proporcionan agradables sombras que mitigan el calor húmedo mientras se pasea por ellas. Dos grandes parques con sendos lagos dan el contrapunto creando zonas abiertas libres del tráfico rodado.  

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© J.L.Nicolas

 

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