Las Casas del Oñar

07.07.2017 09:30

Es una de las imágenes más conocidas de Gerona, la de las fachadas que asoman a poniente y reflejan su colorido sobre las aguas del rio Oñar atravesando la ciudad entre el Puente de Piedra y el de Sant Feliu.

Aunque en realidad no se trate de las fachadas sino de la parte posterior de los edificios que fueron construidos, desde la Rambla y la calle Argentería, a lo largo de las calles Ballesterías y Calderers en el margen derecho del rio Oñar antes de que este desagüe en el Ter. Hace años, cuando aún existía la muralla que aprovechaba el rio como foso, se fueron adosando viviendas que la aprovecharon a modo de pared común. Cuando fue derribada en el siglo XIX nuevas edificaciones sustituyeron a aquellas que se apoyaron en la muralla. Sus fachadas principales se orientaron a las calles del casco antiguo, las posteriores se asomaron al rio.

También las llaman cases del riu o casas colgantes y su atractivo radica en su variedad, balcones que sobresalen apoyados en balaustradas, galerías que parecen adentrarse en el propio edificio, estructuras de alturas distintas, pinturas que no se asemejan en absoluto, miradores acristalados, persianas correderas de madera, cerrados añadidos a los balcones, puertas y ventanas que son únicas, galerías aisladas… aunque no siempre fue apreciado del mismo modo ni se han mostrado tampoco como ahora lo hacen tras su rehabilitación. En 1959 el escritor y poeta gerundense Joaquim Ruyra i Oms reseñaba en el Auca Comercial de la ciudad que desde el Puente de Piedra hom veu les cases de Girona estendre's a banda i banda del riu, tot malgirbades, desiguals i tosques, formant un conjunt virolat com una munió de captaires vestits amb robes apedaçades amb tota mena de parracs. Cap arquitecte ha ideat una sola de llurs línies; han crescut sense art ni regla, seguint les sinuositats del riu i adoptant amb franquesa, a la vista de tothom, l'actitud més convenient per llençar a l'aigua llurs immundícies. (Se ven las casas de Gerona extenderse a ambos lados del río, todas desastradas, desiguales y toscas, formando un conjunto chillón como una multitud de mendigos vestidos con ropas remendadas con todo tipo de harapos. Ningún arquitecto ha ideado una sola de sus líneas; han crecido sin arte ni regla, siguiendo las sinuosidades del río y adoptando con franqueza, a la vista de todos, la actitud más conveniente para tirar al agua sus inmundicias.) 

El conjunto se fue deteriorando a lo largo del siglo XX hasta que en 1982 se efectuó la primera rehabilitación, pintando de nuevo las fachadas devolviéndoles sus colores originales. Veintisiete años más tarde se procedería a una nueva rehabilitación que comprendió a ochenta y tres casas. Se repintaron trece fachadas y se consolidaron cornisas, balcones y carpinterías. Aunque la mayor parte de la actuación se efectuó sobre el margen oriental también se incluyeron algunas fachadas de la orilla opuesta.    

Una de las fachadas, la de la Casa Masó, destaca desde el rio por su pintura blanca, carpintería azul y azulejos amarillos de La Bisbal. En realidad se trata de cuatro edificios unidos que corresponden a los números 29 al 35 de la calle de las Ballesterías, que adquirió y reformó entre 1911 y 1918 el arquitecto Rafael Masó i Valentí, convirtiendo el conjunto en un símbolo del Modernismo en Gerona. Actualmente propiedad del ayuntamiento, acoge desde el año 2006 la sede de la fundación que lleva su nombre y que facilita las visitas a la casa.

El tramo de rio donde se concentran las célebres casas del Oñar está flanqueado, al sur  por el Puente de Piedra, o Puente de Isabel II, construido en 1856 en sustitución del antiguo puente medieval y al norte por el de San Feliu. Entre estos, ambas orillas están unidas por tres puentes más: el de las Peixateries Velles, el de Sant Agustí y el de Gómez. El primero, que también se conoce como el Pont de Ferro, se conoció por el nombre de Palanques Vermelles, en referencia al color de una pasarela existente con anterioridad a su construcción. Fue tendido por la empresa Eiffel de París y concluido en febrero de 1877 a cambio de la cantidad de 22.500 pesetas de la época. El Puente de Sant Agustí comunica la plaza de la Independencia con la calle Argentería y es desde este donde se obtiene la panorámica más característica de las casas del rio aunque tampoco desmerece la que se observa desde el Puente de Gómez, entre la plaza de San Agustín y la calle de Ballesterías. Este data del año 1916 cuando fue tendido por la empresa Construcciones y Pavimentos por la módica cantidad de 13.500 pesetas. El nombre lo debe a Miquel Gómez propietario del inmueble que tuvo que ser demolido para abrir el paso.

Desde que las casas asoman al Oñar han visto como este se desbordaba en diversas ocasiones, una lápida de mármol en la fachada del ayuntamiento atestigua el nivel al que llegó el rio el 18 de octubre de 1940 y a causa del cual murieron ocho personas. Otra pared, en una casa de la calle de las Ballesterías, recuerda las crecidas de los años 1962, 1963 y 1970, que no llegaron a superar a la anterior.

Indiferentes a los niveles alcanzados por el agua, gaviotas y ánades de cuello verde, se recrean sobre los reflejos de las fachadas mientras que por debajo, a poca distancia, las carpas, nadando a contracorriente, se mantienen como si estuvieran paradas.

© J.L.Nicolas

 

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