Jordaan

05.03.2021 09:51

Este barrio situado al oeste de la ciudad holandesa ha pasado de ser un suburbio inhóspito a una deseada zona residencial exenta de la masificación turística del centro urbano a lo largo de un lento proceso de gentrificación.

Actualmente Jordaan forma parte del distrito Amsterdam-Centrum y forma un tramo de arco tras el canal de Prinsengracht que abarca la zona comprendida hasta el de Lijnbaansgracht. Por el norte lo cierra el Browersgracht, el de los fabricantes de cerveza y al sur acaba en el Leidsegracht, casi justo donde está la Vía Láctea, el dorado Melkweg de los años 70 que recomendaba la revista Ajoblanco y que hoy continúa funcionando como centro cultural. El nombre no era gratuito, antiguamente había sido una factoría de productos lácteos. El espacio que existe entre estos cuatro canales empezó a urbanizarse sin planificación alguna a partir de 1612, cuando se denominó Het Nieuwe Werck, el Nuevo Trabajo, y fue ocupado por inmigrantes y por refugiados perseguidos en las guerras de religión europeas. Las calles seguían el trazado de los antiguos diques y caminos con el alcantarillado abierto hasta los canales. En el siglo XIX se cegaron las dos principales vías acuáticas que atravesaban el barrio: Lindengracht y el Rozengracht, los canales de las limas y de las rosas. Sobre el año 1900 el barrio alcanzó su máximo nivel de saturación, rebasando los  80.000 habitantes, actualmente lo habitan unas 19.000 personas. Uno de los residentes más notorios del barrio fue el pintor Rembrandt van Rejn, tras su bancarrota y la subasta de sus bienes e imprenta, en 1660, tuvo que trasladarse a una residencia más modesta y esta la halló en Rozengracht, por entonces el canal aún no estaba cubierto y estableció su estudio en Bloemgracht, ambos en el Jordaan.

A mediados del siglo XX numerosos edificios carecían de un mantenimiento adecuado o se hallaban en malas condiciones de habitabilidad, se propuso un plan de demolición casi integral que cosechó un rechazo prácticamente unánime optándose por la rehabilitación de las viviendas. La consecuencia de la dignificación de la zona fue el alza de precios y un proceso de gentrificación que llevó a la mayoría de residentes a buscar alojamiento más económico en ciudades dormitorio mientras Jordaan atraía a artistas, jóvenes profesionales y familias con mayor poder adquisitivo, se abrían restaurantes, cafés, galerías de arte y negocios curiosos, como Brillen, especializado en gafas viejas.

Jordaan carece de grandes monumentos o atracciones que los visitantes colapsen. Su encanto radica en la calma de sus calles, estrechas, aunque no en demasía, en la vegetación que crece cuidada por los vecinos, en sus jardines o patios ocultos que aquí llaman hofjes, no en vano el nombre del barrio procede de la deformación de la palabra francesa jardin, como denominaron los hugonotes franceses exiliados. De hecho, son numerosas las calles que llevan nombres de plantas o de flores. Hay casas que ostentan sobre la puerta una placa de piedra mostrando el símbolo de una profesión que, se supone, correspondía a los moradores. Una vaca, un gallo y un cordero representan a un carnicero, unas tijeras a un sastre. Estas son reminiscencias del siglo XVII.

También son atractivos sus mercados ambulantes, los sábados de alimentación en Lindenmarkt, junto al Lindengracht, y de productos de origen ecológico en Noordermarkt que los domingos por la mañana se convierte en mercadillo de objetos de segunda mano bajo el campanario de Noordekerk, la principal iglesia del barrio, levantada en 1620 por Hendrick de Keyser y su hijo Pieter. Los lunes, en Westerstraat, hay de todo, telas y alimentos.  

Jordaan tiene sus propios pequeños museos. Uno sobre la historia del propio barrio, con información solamente en holandés, en la esquina de Vinkenstraat con Nieuwe Wagenstraat, compartiendo una residencia de ancianos; el museo de las pianolas, en Westerstraat 106; el dedicado al escritor Theo Thijssen, en Eerste Leliedwarstraat 16; el de las Casas Flotantes, Houseboat Museum, en Prinsengracht, frente al número 296, cerca del Museo del Tulipán; el Electric Lady Land Museum, dedicado a las lámparas fluorescentes y gestionado por el artista norteamericano Nick Paladino, quien, para el nombre se inspiró en el disco de Jimmy Hendrix de 1968. The Fluorescent Art Museum  se encuentra en Tweede Leliedwarstraat 5. Y en el límite del barrio, en Prinsengracht, está la casa que habitó Anna Frank y en la que se escondió con su familia y cuatro personas más durante la ocupación alemana. El edificio fue convertido en museo contra la discriminación en mayo de 1960, actualmente lo visitan más de millón y medio de personas cada año.

Jordaan también es conocido entre los holandeses por sus cantautores, algunos de los cuales, Tante Leen o Manke Nelis, han sido homenajeados con una estatua de bronce en la esquina de Prinsengracht con Elandsgracht.

© J.L.Nicolas

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